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Buen camino

Buen camino 150 150 Cintia Salido

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de unos días de descanso y de desconectar para conectarme, me gustaría compartir algunas reflexiones sobre estos días haciendo el camino de Santiago, del que me declaro fan absoluta.

 

  • En nuestro día a día tenemos prejuicios cuando nos comunicamos con las personas. Juzgamos inconscientemente por ejemplo como alguien va vestid@, en que trabaja o la gente con la que se relaciona, y nos hacemos una idea que puede llegar a condicionar nuestra percepción. En el camino todos vamos vestidos iguales, todos tenemos el mismo objetivo común, y las circunstancias de cada uno no importan. Cuando dejas de lado los prejuicios, te centras en conocer a la persona que tienes delante, su esencia y lo que te transmite.

 

  • Me fascina el contacto con la naturaleza y el valor que le damos a las cosas esenciales de la vida: una ducha caliente después de una etapa de lluvia, saborear un buen plato de comida después de 25 kilómetros Caminando o una tranquila conversación que te llena

 

  • Cuando tenemos claro de donde partimos y perfectamente definido hacia donde vamos, lo único que nos tenemos que plantear es disfrutar del camino. Dejarnos llevar y estar abiertos a todo lo que nos pasa en el trayecto. Estar presentes, sin mas. Ese hecho (simple en ocasiones y complejo en el ritmo diario) nos permite liberarnos de una carga que no necesita ir en la mochila.

 

Cuando llegué, contaba ilusionada a la persona que me esperaba con los brazos abiertos las anécdotas sucedidas. Le transmitía la necesidad de aterrizar de nuevo en la realidad a lo que me respondió «en mi opinión, no hay realidad mas pura que todo lo que me cuentas». Y lo cierto es, que tiene toda la razón: recordar la esencia de la vida y valorar lo realmente fundamental es estar mas presente que nunca en la realidad.

 

Al ver las fotos de estos días soy consciente de las caras de felicidad que tenemos, de esa sonrisa enganchada en las orejas y ese brillo especial en los ojos que a veces nos resulta difícil recuperar.

Por eso, quiero invitarte a que te pares de vez en cuando, relativices los problemas y disfrutes de las cosas esenciales que te ayudan a ser mas feliz.

En definitiva, la felicidad son momentos, esos momentos en los que conseguimos disfrutar del camino

 

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